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Literatura

Novedad editorial: Robinsón Literario de José Luis Ontiveros

Novedad editorial: Robinsón Literario de José Luis Ontiveros «Robinsón utiliza la prosa y la poesía como medios para construir su isla. Lejos van los barcos cargados de pasaje y mercancías, opulentos son sus capitanes. Robinsón en su aislamiento es el amo y señor de su obra.
Pero Robinsón ama a los hombres y al mundo, y les ama porque les incita a través de sus escritos a elevarse, a quitarse la máscara con la que todos vamos por este “mundo maya” de los hindúes. La alegría con la que nos amonesta no es en el fondo más que un lamento por todo lo que estamos arrojando por la borda: la autenticidad en una vida que, como diría José Antonio, no está hecha para ser quemada como un fuego de artificio.
Y nos da pistas, y nos envía mensajes embotellados, aunque solo aptos para los que puedan comprender, y nos habla de futurismo, de Evola, de su admirado Rubén Salazar Mallén, del aristócrata Jünger y el canalla Céline, de Mishima y lo japonés, también sobre la belleza y el poder de la oración, y como no de la democracia, burguesía, materialismo y otras porquerías...»

[del prólogo de Jordi Garriga]

Pedidos: Ediciones Nueva República

 

Antología de textos nacional revolucionarios

Antología de textos nacional revolucionarios

Duprat de 37 años de edad, al que se le puede considerar, sin ninguna duda, el brazo derecho de Jean Marie Le Pen, vivía en las afueras de Rouen y era candidato a las elecciones legislativas de 1978. El sábado 18 de marzo de ese mismo año, acompañado de su esposa se dirigían a Caudebec, un pequeño pueblo de la región. Pararon un momento para comprar los diarios, su mujer se dirigió a hacer algunas compras.
Cuando volvieron al coche su mujer se puso al volante, dado que Duprat era muy miope. Un kilómetro después de la improvisada parada el coche salto por los aires, matando a Duprat e hiriendo gravemente a Laurence, su esposa, que iba al volante. Les había sido colocada una bomba debajo del asiento del acompañante del conductor.
Dos cosas están muy claras la policía no supo, o no quiso saber, quien había perpetrado el asesinato con una bomba teleguiada a distancia y, la otra es que las pistas van dirigidas a los servicios secretos israelitas.

Colección "La Europa Rebelde" n. 7
1ª edición, Barcelona, 2007

13x20 cms., 163 págs.
Cubierta a todo color, con solapas y platificada brillo. PVP: 15 eur

Pedidos: Ediciones Nueva República


Poesia: Cantos del Trovador

Poesia: Cantos del Trovador

 

Yo soy el trovador que vaga errante;
si son de vuestro parque estos linderos,
no me dejéis pasar, mandad que cante;
que yo sé de los bravos caballeros,
la dama ingrata y la cautiva errante,
la cita oculta y los combates fieros,
con que a cabo llevaron sus empresas
por hermosas esclavas y princesas.

Venid a mí, yo canto los amores;
yo soy el trovador de los festines;
yo ciño el arpa con vistosas flores,
guirnalda que recojo en mil jardines;
yo tengo el tulipán de cien colores
que adornan de Stambul en los confines,
y el lirio azul incógnito y campestre
que nace y muere en el peñón silvestre.

¡Ven a mis manos, ven, arpa sonora!
¡Baja a mi mente, inspiración cristiana,
y enciende en mí la llama creadora
que del aliento del Querub emana!
Lejos de mí la historia tentadora
de ajena tierra y religión profana!
Mi voz, mi corazón, mi fantasía
la gloria cantan de la Patria mía...

¡Tierra de amor! ¡Tesoro de memorias,
grande, opulenta y vencedora un día,
sembrada de recuerdos y de historias,
y hollada asaz por la fortuna impía!
Yo cantaré tus olvidadas glorias;
que en alas de la ardiente poesía
no aspiro a más laurel ni a más hazaña
que a una sonrisa de mi dulce España...

José Zorrilla

Gabriel García: Ideas feroces. Directas al corazón de quien cree

Gabriel García: Ideas feroces. Directas al corazón de quien cree «En este libro, el lector tiene una magnífica oportunidad de oír al poeta, de emborracharse hasta el éxtasis con unos versos rotundos y bellos a la vez, nunca superficiales, que, siguiendo la enseñanza de Aristóteles —“la historia cuenta lo que sucedió; la poesía lo que debía suceder”— invitan a transitar por un espacio de dimensiones no aptas para lo vulgar —cuando la vulgaridad es sinónimo de decadente triunfo y oropel— y sí abiertas a lo trascendente y al heroico enfrentamiento directo con la fealdad y el mundo en descomposición y ahíto de esperanza donde lo que se vislumbra es la oscuridad en lontananza. 
Al contrario que Gerardo Diego, cuando dijo: “Voy a romper la pluma. Ya no la necesito. Lo que mi alma siente yo no lo sé decir”, tengo la seguridad que aquí está escrito lo que su autor siente y quiere decir, con justeza y por derecho, sin subterfugios ni rodeos. Cuando el otoño acecha, lejos de encontrarnos con versos de hojas muertas, se nos obsequia en este volumen con un ramillete de poemas de primaveral poesía que compromete, de amor y combate, de vida frente a la moribundez imperante. Enredado en su inspiración, se intuye por momentos que Gabriel emerge cual arcabucero victorioso del mismísimo Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, dispuesto con sus composiciones literarias a inaugurar de nuevo lo mejor de la gloriosa España inmortal.

 


No pierda el tiempo si su pretensión es adentrarse en estas páginas buscando lo fácil, la autocomplacencia o simplemente alegrarse la vista, porque se topará con una lectura exigente y arriesgada. Sin embargo, si se sumerge con los ojos del alma bien abiertos, encontrará una gran recompensa, nada menos que una propuesta para resurgir de nuestras cenizas, para gritar hasta desestabilizar el pantanoso entorno que nos corroe hasta habernos dejado en los huesos que apenas nos sostienen, para derribar ese muro de ceguera infranqueable que nos aparta de la verdad y nos roba la grandeza. Mírese después en el espejo de estas páginas que forman un torrente de ideas y pensamientos frescos y cristalinos y póngase a caminar hacia el horizonte limpio sin volver la vista atrás
».

[del prólogo de Francisco Pérez Corrales]

«Ideas feroces. Directas al corazón de quien cree»
Gabriel García
[poesía políticamente incorrecta]
Prólogo de Francisco Pérez Corrales
Epílogo de juan María Álvarez Fernández

1ª edición, Barcelona, 2005
21x15 cms., 104 págs.
Cubierta a todo color, con solapas y plastificada brillo



PVP: 10 euros

Publicado por Ediciones Nueva República